Aclaración: aunque digamos que no somos groupies, es mentira, que ya van cinco con el concierto de la pasada noche.
Los Twelve Dolls vinieron una vez más a hacer lo que les gusta, y así fue. La Sala Sirocco, remodelada, perdiendo su estética rockera de las paredes de piedra y pasando a ser bastante más moderna estaba a medio llenar, con amigos, con los habituales y con gente nueva dispuestos a descubrir el directo del quinteto valenciano.
Comenzaron con Desespiral, la penúltima canción de su álbum Graso (2010). Continuaron con su repertorio entre las que están Verde Eléctrico, su primer single, e incluso añadiendo canciones de su anterior disco en el que se atrevieron con el inglés. Poco a poco la gente se iba animando más, entrando más en el concierto que tuvo como gran protagonismo Mockba, canción instrumental situada en la mitad de su último disco y que muestra toda la energía de cada componente del grupo y que, además, ha sido empleada en la última maratón de Valencia como banda sonora. Como es de costumbre, entre algunas canciones intercalaron comentarios dirigidos al público entre los que se encontraban sus amigos y éstos, incluso, llegaron a responder con alguna frase burlona que les arrancaron la sonrisa. Pánico fue un golpe enérgico tras canciones como Moreras Muertas, que caldearon el ambiente con su ritmo más pausado y tranquilo.
La verdad es que por mucho que se intente describir el concierto es difícil pasar a palabras su directo. Sin embargo, las impresiones de algunas personas que vinieron por primera vez fueron bastante buenas, destacaron la presencia que cobran con Mockba y con canciones como Pánico o el Mito, que resonaron con gran fuerza en la pequeña sala Sirocco.
A la gente que le gustan las canciones de los Twelve Dolls le gustan sus directos. Son cercanos, han madurado, se sienten mucho más seguros sobre el escenario, saben hacer ruido, mucho ruido. Y eso, nos gusta.
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